Calzado Cómodo

Si tienes una piedra en el zapato, párate y quítate la piedra.

Acerca de

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Decidí estudiar Psicología porque, a la vez, me había matriculado en Física y la experiencia no resultó demasiado satisfactoria. No tanto en lo académico, como en lo personal, a un nivel vocacional y de interpretación de la materialidad circundante. Incluso un área de conocimiento tan objetiva como la Física, no dejaba de estar impregnada por una visión subjetiva humana de aquello que solemos llamar “realidad”. De modo que, ya que lo exterior no me llamaba especialmente la atención, opté por dedicarme a lo interior. Además, debía decidir una opción en firme, para no perder la beca pública del Ministerio de Educación con la que estudié la carrera.

Ser psicólogo sin que te guste la gente no es posible. Así de sencillo. Sin que te gusten las personas, no puedes hacer este trabajo. Siento una tremenda satisfacción cuando consigo solucionar las psicopatologías de mis pacientes, aliviar sus síntomas y que lleguen a interaccionar con su medio de un modo racional y funcional. Nada me hace más feliz en la vida cómo ver a un paciente curado de las coyunturas vitales y mentales que lo llevaron a mi consulta o a través de Skype. Esta circunstancia, por supuesto, también tiene su reverso egoísta, como todo. Es decir, sentirte bien ayudando a los demás en el fondo tiene un envés interesado, ya que uno tiende a hacer cosas que le hagan sentir bien.

¿De no ser psicólogo? Me hubiera gustado ser futbolista, boxeador, escritor, astronauta. En fin, lo habitual. Lo que todos los niños quieren ser. En el fondo seguimos siendo críos.

Tengo un decálogo vital muy simple, que no me importa en absoluto que resulte pueril, ya que me funciona bastante bien: que me molesten lo menos posible en mi tiempo libre y un calzado cómodo.

De ahí, el nombre de este blog.

Luis Marí-Beffa, psicólogo.