Rasgos a tener en cuenta a la hora de elegir un psicólogo. Espero que les sea de alguna utilidad a ustedes, seres humanos de nuestro gueto, nuestro gueto global.
(1) Asegúrense de que sea una persona práctica, que no se ande demasiado por las ramas, que identifique bien sus bloqueos psicológicos y aplique soluciones claras, sensatas y cuanto más sencillas mejor.
(2) Huyan de aquellos que usen un lenguaje demasiado adornado, con referencias a energías, al cosmos, a destilaciones florales o a disciplinas orientales. No inviertan todo en un solo valor. Diversifiquen las inversiones.
(3) Quédense con un profesional que instintivamente les provoque confianza y seguridad. Confíen en su intuición. Es importantísimo que exista «química» entre ambos, ya que esto afectará a que ustedes se muestren totalmente sinceros durante la terapia.
(4) Si creen que, según la naturaleza del problema, se sienten más cómodos hablando con una mujer que con un hombre, o viceversa, o con una persona mayor que con una joven, o de nuevo viceversa, otorguen un par de sesiones más para ver si esta sensación de incomodidad desaparece (pudiera ser un prejuicio) y si no lo hace cambien cuanto antes de psicólogo, psicóloga, o viceversa por tercera vez.
(5) Al igual que han de protegerse frente al chamán y al brujo tribal, desconfíen también de un profesional «excesivamente profesional», que hable en términos demasiado tecnificados y cientificistas, que se muestre muy frío y mantenga un espacio interpersonal demasiado alejado, normalmente les dará soluciones muy teóricas, que les vendrá muy bien a una máquina expendedora de tabaco.
(6) Si ven que su psicólogo o psicóloga tiene «un punto raro», confíen en él. Nadie va a entender mejor una neurosis que alguien que está ligeramente neurótico. Por razones obvias, salgan corriendo si su psicólogo está demasiado trastornado.
(7) Prueben tantas veces como sea necesario a la hora de encontrar al profesional idóneo. Vayan pasando de uno a otro hasta que encuentren el adecuado. Este invento de la psicología depende tanto de las personas que es una lástima que malgasten su vida en algo que sienten que no va a funcionar, o que generalicen desde una mala experiencia particular a la psicología en general.
(8) Y, por último, no se autoengañen. Si ven que la terapia no funciona, no se digan que están mejor. Si ven que sus niveles de ansiedad siguen altos, su angustia intacta y su autoestima baja, no se autoconvezcan de que esto no es así. Es más práctico que sigan probando hasta que, de verdad, aparezca la mejoría.
Suerte. Y, recuerden, el psiquiátrico está ahí. Afuera.