El mapa que ven en la foto de portada de este post refleja la tasa de suicidios en España desde 1984 a 2004. ¿Ven ese manchurrón azul que se vislumbra al sur? Es Málaga. Pero yo soy psicólogo clínico y como dijo Camus: «No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio», de modo que investigué y observé que los datos sobre conductas autolíticas exitosas, en los años anteriores y posteriores al período de estudio, seguían arrojando las mismas conclusiones: en pueblos como Alfarnatejo hay posibilidades de más de un 200% de suicidio en comparación al resto de territorio español. Y así, con casi todos los pueblos de la Málaga profunda.
De hecho, en la zona de la Axarquía existe un verbo que es «orear». Significa «airear una cosa para refrescarla, secarla, desenmohecerla o quitarle el olor». En muchos pueblos de Málaga un tipo acude al bar y pregunta por Antonio. ¿Dónde está Antonio? -pregunta, por ejemplo. Y entonces, el camarero -probablemente con un mondadientes en la boca- diga, con absoluta monotonía y franqueza en su modo de hablar: «Se oreó, la semana pasada, en un chaparro».
Todo esto me llevó a descubrir que están investigando un gen relacionado con el trastorno bipolar que proviene de la Axarquía. Y que esa investigación partió de un médico alemán retirado y afincado en esta comarca que, al ver las cifras oficiales que yo les muestro, se alertó. Ahí las tienen, frías como emplastes.
En torno al suicidio se hace mucho tabú. Tal y como sucede con la vejez. Se tabuizan. Se esconden. Se barren y se echan debajo de la alfombra. (Dicen que para no crear un efecto contagio. No hay nada peor para el contagio que el silencio, o el no hacer nada, como nos explicó el propio Camus en La Peste). Me parece un error. Un error grave. Porque, en lugar de eso, se podría hacer pedagogía sobre el tema, por ejemplo.
Calígula se enamoró de su hermana y esta la rechazó. Y, entonces, le prometió La Luna. Y, al no poder conseguirla, se volvió cruel con sus súbditos, senadores y sus esposas. Tanto que se elaboró una conspiración contra él para asesinarlo. Un segundo antes de morir exclamó: ¡Aún estoy vivo!
Eso: aférrense a la vida, como esos hierbajos que surgen del cemento, o esas flores hermosas que crecen en las bostas de vaca, como esos racimos verdes y blancos que nacen de las catedrales de Sicilia. Tengan fe. Siempre. Todo puede mejorar, encauzar, cambiar, redefenir.
La vida: es todo cuanto tenemos.
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Calígula se enamoró de su hermana y esta la rechazó. Y, entonces, le prometió La Luna. Y, al no poder conseguirla, se volvió cruel con sus súbditos, senadores y sus esposas. Tanto que se elaboró una conspiración contra él para asesinarlo. Un segundo antes de morir exclamó: ¡Aún estoy vivo!
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